La carrilera del tren son paralelas, nunca se juntan, pero sus vagones desaparecieron lentamente como el ocaso y el amanecer. Los rieles fríos e inertes se ondeaban con el sol y se recorrían como una escalera cuyos peldaños eran interminables. Tomados de las manos, hacíamos equilibrio y contábamos uno a uno los listones de madera donde descansaban los rieles.
Cuando no montábamos en el autoferro o en la maquina principal, llamada locomotora, colocábamos monedas sobre los rieles que se convertían en tapas de gaseosa y nos sentábamos lejos de la carrilera para que el humo nos cubriera con sus cenizas, tosíamos y terminábamos ahumados y carcajeándonos.
Era una odisea cruzar el puente del ferrocarril, mirar el paisaje, el río, los pájaros, el cielo y terminar al otro lado del puente, observando la llegada del tren.
Montar en tren era una delicia, un bambuquear y una grata experiencia inolvidable, al ver cruzar rápidamente los postes de la energía y no poder contar con exactitud los árboles que se enlazaban rítmicamente como ejecutando torbellinos.
Caminar por el tren en movimiento, era como intentar pasear sobre las olas o por una canoa conducida por un boga.
La llegada del tren era todo un jolgorio, llegaba gente de todas partes que traían de todo: gallinas, jaulas con loros, biscochos, almojábanas, biscochuelos y trajes típicos.
La estación del tren era un tertuliadero y un sitio de encuentro para hablar de todo un poquito, como del folclor y hasta de política.
Para las fiestas de San Juan y de San Pedro, el tren servía de Bus Real y Típico de las candidatas, transportaba los integrantes de las comparsas, bandas, rajaleñas, grupos musicales y folclóricos.
El solo ver la llegada del tren causaba gran alegría, entusiasmo, sobre todo en las épocas de las fiestas de San Juan y de San Pedro.
Hoy mi mente y mis recuerdos, no pueden creer que el tren desapareció, los rieles están debajo del asfalto, porque el “desarrollo” los acabó; la estación del tren no existe, sólo frente a ella yace una vieja locomotora que permanece apagada por el paso de los años y su color negro indica, que el tren de la alegría murió.
LA HUILENSIDAD ES UN PROYECTO EN VIA DE CUALIFICACION ESCRIBIRLA ES TAREA DE TODOS, EL HUILA REQUIERE DE PERSONAS QUE CUENTEN LA HISTORIA COMO ES Y NO LA DISEÑEN AL ACOMODO DE UNA CLASE POLITICA.